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Santi Alverú con traje de García Madrid |
Los
Premios Yago han celebrado su cuarta edición superándose así mismos y convirtiéndose en la auténtica celebración del cine español no reconocido. Una gala tan cachonda como necesaria, con propuestas tan importantes como la memoria de todos esos profesionales olvidados en los grandes premios, una candidatura que este año a galardonado a
Laia Ricart,
Laura Tejada y
Mireia Juárez como el equipo de
coaching que hizo posible la espontaneidad —¿lo único interesante?— de las niñas de
"Verano 1993" (Carla Simón, 2017). O el premio de
"Júlia ist" (Elena Martín, 2017), al éxito menos comercial, entregado por Carolina Bang, co-productora del mayor éxito comercial del año,
"Perfectos Desconocidos" de Álex de la Iglesia. Pero antes de todo el encuentro se viene a algo familiar, un encuentro entre amigos ahogados en Hendrick's con pepino, que son los que pagan como bien se encargaron de señalar durante la ceremonia. Al frente de todo un genial
Luis Fabra, es cierto que la gala no se televisa ni espera una enorme repercusión mediática, pero es eso mismo lo que creó el clima de buenrrollismo en el que se soltaban algunas perlas que hubiesen herido la sensibilidad del espectador medio de Televisión Española. Reivindicaciones feministas sin vestir luto y un presentador disfrazado de mujer con bigote que canta a Mecano entonando el lema
"Repudees Welcome", no se puede pedir más. Todo se lo debemos a
Santi Alverú, impepinable creador de estos premios, que vivió en sus carnes lo que era perder un Goya a comienzos de este mes, y que una vez más ha demostrado que las cosas pueden ser diferentes si realmente se quiere.
"Se puede premiar a más mujeres, si es lo que se quiere". La gran fémina que iluminó la noche con su naturalidad y su enorme poderío sobre el escenario fue
Marian Álvarez, por fin premiada por su imponente interpretación en
"Morir" (Fernando Franco, 2017), gratamente sorprendida al ver que con el Yago se hacía entrega de una botella de ginebra Hendrick's.
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Fernando Franco y Marian Álvarez |
Entre el desconcierto, la barra y el pepino la noche avanzaba y la gente estaba cada vez más entregada al buen despropósito.
"Selfie" (Víctor García León, 2017) por fin se llevó un reconocimiento, Mención Especial del Jurado, no sin antes entregar el Mojón del Año a su protagonista, Santi Alverú que ilusionado entregó el Oyga que creía suyo a
Itziar Castro. Un juego de palabras difícil de explicar si pretendo que sigan leyendo el artículo. Los otros premiados fueron
"Verónica" de Paco Plaza, con presencia de Sandra Escacena, su joven protagonista, y el honorífico:
"el único premiado de sexo masculino, aunque le hayamos visto más veces vestido de mujer", el único e inigualable
Javier Gurruchaga, poseedor de esa gracia que otorgan los años.
"Mariso Paredes para ustedes", se presentó. Una voz única, un hombre que clamaba por una Coca-Cola en una noche donde sólo existió el Gin-Tonic. Fabra intentaba conducir la gala que se fue de las manos cuando Itziar Castro, cual walkiria enloquecida, saltó al escenario tratando de entonar con Gurruchaga su mítico
"Ellos las prefieren gordas". Cuando parecía que el presentador lograba encontrar la cordura, Gurruchaba agarraba el micrófono y se adelantaba:
"Tú lo que quieres es que cante un poco con ellos, ¿no?". Pese a todo pudimos hasta contactar con grandes desaparecidos como Terele Pávez, Chus Lampreave o Fernando Fernán-Gómez, quien nos volvió a mandar a la mierda recordando tiempos mejores. Sin duda la celebración más divertida del cine español, una velada en la Gran Vía que puede ser el futuro de las celebraciones acartonadas y pesadas, de las que precisamente se discutía en el
#InusualBrunch que Alverú celebraba hace unos días con Marta Nieto, Sandra Escacena y Ana Asensio. En fin, toca esperar un año más para ver qué nos depararán los Yago, unos premios que crecen por momentos.
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