Buscaba una manera de ocultar mi entusiasmo, por eso que dicen de los críticos con problemas de objetividad, pero Los Javis llegan arrasando. Tras revolucionar la escena con un musical impecable, se han comido al cine español y su taquilla —logrando más de dos millones con su ópera prima—, no sin antes haberlo diseccionado con la genial "Paquita Salas", una webserie que aparenta un look divertido, naíf y desenfadado que esconde una mala leche de fortuita negritud. Todo ello para terminar adaptando su exitoso musical, "La llamada" (Javier Ambrossi y Javier Calvo, 2017), una comedia joven que nos llega como un soplo de aire fresco. Un film inesperado y arriesgado, pese a su indiscutible espíritu comercial, un resultado que debemos agradecer a que productores como Enrique López Lavigne —con un divertido cameo en el film, guiño a los más cinéfilos— todavía se paseen por los teatros en busca de talento. Podría tratarse del primer film de espíritu millennial de nuestro cine, al menos del que mejor representa a una generación más allá de las comedias de instituto. Resulta sorprendente y gratificante encontrarse con una cinta donde el reggaeton y los youtubers se den la mano de la religión y Whitney Houston, una película que haga un desplante a las convenciones para mirar sin miedo al futuro de una industria que parece estar cada vez más dividida. Sin embargo, "La llamada" no debe quedarse en los márgenes del feel good cinema, ha de entenderse también como una película vocacional y regeneradora, se trata de la primera comedia que se atreve a tratar libremente —desde el respeto y la naturalidad— un tema como la religión, al menos desde que Cassen convirtiera la consagración en un espectáculo de masas en "Amanece, que no es poco" (José Luis Cuerda, 1989).
Los Javis y sus actrices |
El reparto es la otra clave, los Javis parecen haber levantado su propia agencia de casting y, rodeados de un equipo amigo y buenrrollista, han conseguido aparecer en el diccionario de nuestro cine junto a las fotografías de las excelentes Macarena García, Anna Castillo y Belén Cuesta, estas dos últimas nominadas al Goya a la Mejor Actriz de Reparto. El resto del reparto es también genial, esa Gracia Olayo "incisiva" como siempre en una interpretación tan delirante como divertida. El guión de sus directores es rítmico, como si fuera una canción de la Houston, se mueve en diálogos frescos, riéndose de los clichés y tirando de ellos cuando lo requiere, después de todo "La llamada" no deja de ser una comedia romántica que narra la relación entre una joven y Dios. La naturalidad con la que los autores tratan esta fantasía resulta más asumible que la facilidad con la que el espectador la asume, uno se encuentra viendo una comedia teenager sobre un campamento de chicas y pasa a ver como Dios —interpretado por el genial Richard Collins-Moore— canta "I Will Always Love You" con toda confianza. A diferencia de la crítica que subyace en "Paquita Salas", "La llamada" brilla por ser completamente blanca, una película sobre la verdad y la amistad en tiempos de mentira y secesión, supone una desconexión total del mundo, como un fin de semana en un campamento religioso, claro que como en uno de estos, no todos están hechos para enfrentarse a ello. Los Javis se estrenan con ritmo, buena música, humor y lírica, haciendo que muchos recuperen la fe en nuestro cine. Mientras esperamos la segunda temporada de "Paquita Salas" que anunciado Netflix, podemos disfrutar de "La llamada", ya que la plataforma la ofrece en su catálogo desde el día de hoy.
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